San Valentín: Amor & Negocios

Con mayor o menor elegancia verbal, numerosos refranes y consejos recomiendan no mezclar negocios y familia; en ese imaginario de contraindicaciones y “códigos”, la combinación de amor y oficina se pinta como una apuesta que nunca puede salir bien. “Todo se mezcla, surgen conflictos. Algunas de las dos cosas, tarde o temprano, se rompe”, se vaticina. Sin embargo, la realidad es que también en este campo la vida está llena de excepciones y muchas parejas han encontrado la fórmula de la sinergia empresarial. Ya sea por herencia o abriendo nuevos caminos, muchas encaran juntas los desafíos y salen airosas. En la previa del Día de los Enamorados, tres parejas nos cuentan que la fórmula “amor + negocios”, muchas veces, funciona.

“Ya sea en el matrimonio o en los negocios, toda sociedad requiere equilibrio. Los cónyuges y las nuevas empresas pueden coexistir con éxito siempre que cada socio tome medidas para minimizar las complicaciones, establecer límites y maximizar la salud de su relación personal y profesional”, afirma Johana Guzmán, psicoanalista y experta en parejas.

Uno de los aspectos fundamentales para que ambas sociedades funcionen, segun la experta, es el de “definir roles y responsabilidades; establecer expectativas claras para los roles y responsabilidades individuales entre ambos miembros de la pareja debe ser un objetivo primordial y algo que idealmente se debe abordar desde el principio. Esto ayudará a evitar la confusión ulterior de roles y las disputas; permitirá tomar decisiones comerciales con una fricción mínima”.

Pero, ¿qué otros ingredientes tiene la fórmula para ser feliz compartiendo escritorio con el esposo o esposa, novio o novia? Nos lo cuentan algunos de los protagonistas de estas historias de vida que lograron fusionar el amor y las responsabilidades laborales compartidas.

ENFRENTAR EL DESAFÍO

“Si tengo que definir nuestra historia en una palabra sería ‘intensa’. Nos conocimos en un conocido box de crossfit de la ciudad de La Plata, en el que ambos entrenamos en el mismo horario. En ese lugar comenzamos a charlar y después de un tiempo comenzamos a salir juntos. En ese momento Gerónimo ya había abierto su propia oficina inmobiliaria, en el centro de la ciudad y yo trabajaba en el Estado Nacional”, cuenta Romina Chiffel, contadora, coach ontológica y ejecutiva.

“Los primeros meses de la relación viajamos mucho y nos dedicamos a conocernos y a disfrutar de nuestro tiempo juntos. A menos de un año de esa primera etapa, empecé a trabajar en la que era hasta ese momento su empresa como contadora independiente. Y muy de a poco, un poco en serio y un poco en chiste, comenzamos a jugar con la idea de trabajar juntos. El proceso se fue dando naturalmente, no recuerdo una charla formal. Fue una decisión conjunta y nos emocionaba la idea de un proyecto en común”, recuerda la ahora broker inmobiliaria.

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“Al cumplir los dos años de novios ya habíamos tomado la decisión de ‘asociarnos’ y enfrentar el desafío de ser pareja en la vida privada y socios en la vida laboral. Creo que, a priori, no evaluamos todo el cambio que implicaría. Yo renuncié a un cargo público después de 10 años de antigüedad, dejé a mis clientes y me metí de lleno al desafío de liderar un equipo de ventas. Y él, se embarcó en el proceso de dejar de ser unipersonal, para tener que consensuar las decisiones con otra persona”.

Romina Chiffel, con su hija Bernardita y Gerónimo, su marido, que es también socio

“Tenía algo claro desde el principio: que iba a sumarme a un proyecto funcionando para hacerlo crecer. Nuestro objetivo fue duplicar los resultados de un año a otro”. Confiesa Romina que “el camino no fue fácil; es más, fue muy difícil. Trabajábamos muchas horas y no veíamos los cambios que esperábamos, pero teníamos la convicción de que íbamos a lograr nuestro propósito y confiábamos mucho en las capacidades de cada uno”.

“Tres meses después de esa decisión, nos enteramos -con ‘sorpresa’- de que íbamos a tener nuestra primera hija; así que en poco tiempo empezamos a ser pareja, familia y socios. Desde el primer día pusimos en claro que nuestro innegociable era nuestro núcleo familiar, y es lo que tratamos de cuidar más allá de la vorágine del día a día”, relata la ejecutiva de ventas.

“En el medio del embarazo tomamos la decisión de ampliarnos y mudarnos a una oficina más grande. Y aunque parezca tragicómico, en medio de eso llegó una pandemia mundial que nos hizo replantearnos todo, con una bebé recién nacida, un local en obra y otro local funcionando. La verdad, ese año superó nuestras expectativas y desde el 2019 hasta hoy crecimos interanualmente por encima del 50 por ciento posicionándonos como líderes en el mercado platense. No obstante esto, nuestra familia siguió ese camino y hoy estamos a un mes de recibir a nuestra segunda hija”, dice, feliz, Romina.

“No tengo ninguna duda de que nos sentimos capaces de enfrentar cualquier desafío juntos y que formamos un gran equipo, basado en la confianza mutua y en el respeto de las opiniones y las capacidades del otro. Discutimos mucho, porque no siempre compartimos los mismos criterios, pero ambos tenemos el mismo norte y los mismos valores. Y eso es lo que nos une y nos hace elegirnos día a día como sociedad y como eternos ‘novios’. No voy a decir que es fácil, pero es hermoso compartir la vida y los proyectos juntos”, afirma la nuevamente futura mamá, a pocos días de que Bernardita (3) comience la primera salita del jardín y que Antonia llegue al mundo. Además, Gerónimo es papá de Paloma.

UN VÍNCULO “NATURAL”

“No nos conocimos en el trabajo. El vínculo surgió naturalmente. Como en la vida, elegimos acompañarnos y apoyarnos en concretar nuestros sueños y metas”, dice Laura que un momento se encontró acompañando a Cristian en un sueño que nació hace varios años.

Ambos coinciden en que les resulta “simple” ser esposos, padres y también compartir el ámbito laboral. “Nos entendemos muy bien, ¡ya nos conocemos demasiado! A veces tenemos ideas diferentes y chocamos un poco, pero enseguida encontramos la vuelta que nos cierra a los dos”.

“La gran ventaja es el tiempo que pasamos juntos haciendo algo que nos gusta a ambos. La desventaja es que cuando volvemos a casa, cuesta cortar con lo laboral”, dicen quienes llevan adelante una pizzería de estilo neoyorkino ubicada en el centro de la Ciudad, que tienen hace cuatro años pero empezó a gestarse mucho tiempo antes.

“Cris es el motor y el alma del negocio, el que sabe lo qué quiere, cómo lo quiere y hacia dónde quiere ir. Se encarga de la parte operativa en su totalidad, además de amasar, elaborar, cocinar y tanto más”, dice Laura, que atiende al público, maneja redes y, sobre todo, lo acompaña para que él pueda “hacer su magia tranquilo”.

Hace 26 ańos que son pareja; desde que tenían 16 y 17 y eran apenas unos adolescentes. “Tenemos dos hijos: Benjamín (7) y Olivia (5). Ellos son los que más nos bancan, además de ser los fans número uno de la pizza de su papá”, dicen Laura y Cristian. A los cuatro se los puede ver siempre en el local, trabajando y también disfrutando de unas ricas porciones.

MISIÓN IMPOSIBLE O REALIDAD POSIBLE

El sólo hecho de pensar que a un vínculo amoroso, además de compartir los desafíos del día a día que pueden presentarse cuando se convive en pareja, se le puede ‘sumar’ la proyección y construcción de una empresa en conjunto puede llegar a parecer una misión imposible’. Pero en este caso, no lo fue. O mejor dicho: el deseo, y la gran motivación de esta historia de Laura y Gastón, quienes lograron ver todo el potencial que cada uno atesoraba no sólo en cuanto a valores como personas y la “mirada” que tenían de la vida, sino también a nivel profesional, supieron construir lo que alguna vez cada uno tanto soñó: crear una empresa donde desde su experiencia y mirada profesional pudieran aportar un granito de arena en mejorar, mediante recursos y herramientas tanto didácticas cómo lúdicas el bienestar y desarrollo emocional de las infancias.

María Laura Lezaeta, desde su mirada sobre la Psicología Infantil, siendo especialista en el tema ,y Gastón Vilalta, diseñador, desde la creatividad y el emprendedorismo, pudieron ver una necesidad para ayudar a las infancias y se plantearon un camino con metas pero también con confianza uno en el otro y entendiendo que por un lado estaba la relación de “pareja” y por otro lado la de “socios”, donde podría haber conflicto en una u otra pero no interferir lo personal en lo laboral y viceversa. Claro está que como todo aprendizaje, requirió de tiempo, constancia, perseverancia y sobre todo las cosas confianza, elementos fundamentales que resultaron pilares esenciales en todo este proceso que llevó a construir lo que hoy ya es una realidad, una empresa referente en Educación Emocional.

Laura, Cristian y sus hijos Benjamín y Olivia

“En toda relación humana el conflicto está presente, forma parte de la vida y su resolución dependerá de cómo cada persona lo viva: si lo vive en términos de una lucha de ganar o perder o más bien como una oportunidad de aprendizaje, y por sobre todas las cosas de crecimiento. Este último camino fue el que elegimos transitar, sorteando las dificultades, desafíos y conflictos que se les presentaron a la hora de crear nuestra propia empresa”, revela Laura.

No existen recetas “mágicas” o la típica frase “tuvieron suerte”. Ellos, supieron, primero que todo, respetarse y comprenderse el uno al otro; no sólo construir un amor de pareja, que como tal, requiere para su permanencia de la comunicación, el respeto hacia el otro y el compañerismo de aceptarse no sólo en las coincidencias sino también en sus discrepancias, sino resaltar el potencial en que cada uno se nutría del otro, ayudando a crecer y mejorar no sólo como personas sino como socios. Esto sin duda fue el motor que impulsó a que crecieran tanto como pareja como empresarios.

Tal es así que hoy, luego de 6 años, equipan a miles de profesionales y ayudan a muchísimas familias con herramientas y recursos psicoterapéuticos y brindan capacitaciones y asesoramientos en temas relacionados a las infancias. Hoy, son referentes del área de educación emocional no sólo en Argentina sino también en Latinoamérica y España.

“Se plantearon un camino con metas pero también con confianza uno en el otro”

Ellos, no “depositaron” sus temores, dificultades y problemas que tuvieron que atravesar en la sociedad o en la economía del país, sino que abrazaron todo ello y supieron ayudarse mutuamente y potenciarse para crecer cada día más y y ver que en su sueño, que hoy es realidad, su límite es el “cielo”.

Desde su empresa, desde hace varios años equipan a profesionales de la salud y padres con herramientas lúdicas y terapéuticas para trabajar diferentes áreas cognitivas, emocionales y sociales en niños.

Laura y Gastón saben que por más obstáculos que puedan llegar a interferir en su empresa, mientras ellos puedan escucharse, respetarse y quererse, podrán sortear cualquier dificultad que se les presente; y son una demostración constante de que Amor y Negocios son compatibles, siempre que haya comunicación, confianza y sobre todo mucho respeto el uno por el otro.