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La Ciudad |Fue el único en la historia en ser electo cinco veces para comandar al club

Un presidente récord, campeón y que fue capaz de unir a la familia gimnasista

Logró la Copa Centenario en 1994 y contrató a Carlos Griguol para encumbrar al Lobo entre los mejores

Un presidente récord, campeón y que fue capaz de unir a la familia gimnasista

Delmar recibe de Julio Grondona la Copa Centenario ganada por el Lobo

Nicolás Nardini

Nicolás Nardini
nnardini@eldia.com

4 de Octubre de 2020 | 04:47
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Con la partida de Héctor Atilio Delmar se fue uno de los mejores presidentes de la historia mens sana. Cultor de los buenos modales y la caballerosidad, “Cacho”, como lo conocían todos en el club y en el mundo del fútbol, fue el único socio en ser electo presidente mens sana para cinco mandatos. En un club pasional y con mucha actividad política, fue capaz de aglutinar voluntades y de unir a la familia gimnasista a partir de su capacidad para el diálogo y la generación de consensos.

Su relación con el club empezó a los 5 años, cuando tras mudarse a La Plata desde su Ensenada natal, comenzó a practicar básquet para las filas mens sana. Esa ligazón con al azul y el blanco se mantuvo hasta su partida.

Tomó el timón de calle 4 a fines de 1983, para enderezar un rumbo institucional que venía a los tumbos. Gimnasia tenía una crisis de representatividad y también económica, con una gran cantidad de deudas y juicios laborales. Un grupo de amigos, con el mítico René Favaloro a la cabeza, lo convenció para que fuera el presidente de una lista de unidad conformada por respetados empresarios y profesionales de la Ciudad. Esa fue la piedra basal para el resurgimiento.

Pocos meses después de asumir el equipo regresó a la Primera División, tras cinco años de sufrimientos en la vieja Primera B. Así, al reordenamiento de las cuentas y unión de la masa societaria, también le sumó el esperado logro deportivo. Entre muchos otros, lo acompañaron en aquella primera gestión Jorge Antonucci, su ladero y consejero en el área fútbol, Carlos Tejo, “Pancho” Terrier y el contador Roberto Vicente.

Con EL PRESIDENTE DE LA FIFA

En su primer mandato, consolidó al equipo en el círculo privilegiado y en el segundo, en 1987, fue el presidente de un momento único para la vida del club: el centenario. Con su estilo tenaz y su capacidad de diálogo, consiguió algo inédito hasta ese momento y que luego no pudo repetir ningún otro club del fútbol argentino: la presencia del presidente de la FIFA en el festejo de los 100 años de la entidad. El brasileño Joao Havelange, en aquel momento mandamás del fútbol mundial, comprometió su presencia un año antes, en 1986, cuando Delmar lo invitó siendo uno de los integrantes de la comitiva de la AFA en el Mundial de México. El uno del fútbol mundial cumplió con su palabra y estuvo en aquel memorable festejo en el Pasaje Dardo Rocha.

Tras dos mandatos consecutivos, fue hacedor de un nuevo consenso y acompañó como vicepresidente el mandato del contador Roberto Vicente, que fue titular tripero entre 1989 y 1992, año en el que retomó la presidencia, pero tras vencer en el acto eleccionario a un viejo amigo, Jorge Antonucci. Aquella contienda electoral, no obstante, no erosionó la relación humana, a tal punto que este último volvió, años después (en 1998), para acompañarlo en el Departamento de Fútbol.

Entre 1992 y 1998, otros dos mandatos consecutivos, llegó el salto de calidad deportivo en el fútbol. El club se clasificó por primera vez a una competición internacional, la vieja Copa Conmebol y se consolidó entre los protagonistas, con la frutilla del postre: la Centenario.

LLEGÓ EL ESPERADO TÍTULO

En 1993, con el festejo de sus 100 años, la AFA resolvió la disputa de la Copa Centenario, un torneo cuyo formato tuvo en su fase inicial la disputa de los clásicos, para generar expectativa desde el comienzo mismo. El Lobo hizo su camino hasta la final y allí fue fundamental la figura de Héctor Delmar, ya que por una serie de atrasos en el calendario, el torneo corrió el riesgo de quedar desierto. El titular mens sana gestionó en la AFA la disputa de la final y en la calurosa tarde del 30 de enero de 1994 llegó, tras 64 años de espera, la segunda conquista oficial para el club y la primera en la era profesional. El presidente de la AFA, Julio Grondona, le entregó el trofeo a Delmar en pleno campo de juego.

El premio extra de esa Copa fue la disputa de un trofeo internacional en Japón, ante el campeón de la liga nipona, que quedó en manos del Kawasaki Verdi. En la excursión, haciendo gala de su condición de gran orador, “Cacho” se animó a dar un discurso en japonés que le valió una ovación de los asiáticos en la comida oficial de la Copa.

En octubre de 1994 tomó una de las decisiones más recordadas de todos sus mandatos: contrató a Carlos Timoteo Griguol. Todo lo que vino después ya se conoce: brillantes campañas, protagonismo y la consolidación de un club respetado como uno de los mejores del país en el segundo lustro de los ‘90.

Con el respaldo y el respeto por el trabajo de Timoteo, Gimnasia logró llegar a los primeros planos y, además, perfeccionó el trabajo en el fútbol de las divisiones juveniles, tras lo cual logró vender jugadores a importantes clubes de Europa. Fue una época de oro para la cantera.

En su penúltimo mandato, Delmar pudo darle una alegría patrimonial importante a los gimnasistas, ya que fue el presidente que inició la remodelación del estadio de 60 y 118, con la inauguración de la nueva tribuna que da espaldas al Bosque. En diciembre de 1998, culminó su cuarto mandato con el primer equipo subcampeón, un sector del estadio remodelado, finanzas ordenadas y Griguol con contrato.

Doce años después, en 2010, tuvo una última aparición en la vida política del Lobo. En una difícil coyuntura institucional y política, con el tejido social totalmente atomizado tras muchos años de divisiones, aquellas que Delmar había sabido sortear como pocos, recibió el respaldo de la masa societaria con una victoria arrasadora en los comicios. Los triperos valoraron en él la valentía para tomar la conducción del club en un momento delicado, a los 83 años, y luego de que muchos declinaran su candidatura.

Hasta la última presentación de Gimnasia a puertas abiertas en el Bosque, le costaba llegar a su platea en la Techada, producto de las decenas de socios que lo rodeaban para saludarlo en los jardines del estadio. Hasta el final, gran cantidad de triperos le devolvieron con muestras de cariño todo el tiempo dispensado al club. No se fue un personaje más de la vida política albiazul. Se fue uno de los mejores presidentes de la historia mens sana.

 

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