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Bioconstrucción: una tendencia que crece

Es un fenómeno en alza entre quienes buscan cumplir el sueño de levantar su hogar de una manera amigable con el medioambiente

Bioconstrucción: una tendencia que crece

El pasto en el techo suele ser un detalle característico en algunos casos / Web

Cecilia Famá

Cecilia Famá
vivirbien@eldia.com

19 de Marzo de 2023 | 08:44
Edición impresa

La “Bioconstrucción” es un sistema que está siendo cada vez más usado por las familias jóvenes para cumplir el sueño de la casa propia. Un hogar en sintonía con el medio ambiente... Desde las bases. En la actualidad hay arquitectos, constructores, techistas, especialistas en pisos, profesionales de los rubros más variados, que se encargan de llevar adelante obras de este tipo. Algunos propietarios, más audaces, se animan a poner manos a la obra y encarar el proyecto poniendo su propio trabajo y creatividad para levantar su hogar.

Lo cierto es que hay varios aspectos a tener en cuenta a la hora de encarar esta modalidad: los materiales a utilizar, la optimización del uso de agua, el aprovechamiento al máximo de la luz solar, entre otros.

Construir una casa con adobe es sostenible, sano y económico ya que se trata de un material de construcción ecológico por excelencia. En específico, el ladrillo de adobe está compuesto por arcilla, arena y paja (soporta las tracciones), y en ciertas ocasiones se añade bosta (material orgánico que contiene la paja de mayor fibra al haber superado el proceso de digestión de los animales) para aumentar la resistencia mecánica.

También, desde adentro; la fisonomía del hogar es especial / Web

La construcción ecológica de casas de adobe está tomando auge en su versión más profesional. En ese sentido, las razones son los beneficios para la salud, el mejor aislamiento y el contacto con la naturaleza. Con respecto a construir con materiales naturales, no existen tantos inconvenientes como nos imaginamos: hay que trabajar bien la cimentación, aislarse de humedades, la condensación y demás cuestiones básicas.

El adobe, de hecho, es un material ideal para construir, es práctico, manejable y fácil de modificar lo construido, es un material duro y áspero que resiste el paso del tiempo con su debido mantenimiento.

La ventaja principal del adobe es que es fácil elaborarse casi en cualquier lugar del mundo donde se pueda construir. Inclusive, los materiales básicos del adobe los encontramos en cualquier lugar donde haya tierra.

Otras de las ventajas de construir con adobe tienen que ver con la simplicidad en la ejecución, el precio asequible, las características como aislante térmico, acústico y de radiaciones electromagnéticas de alta frecuencia. Ante esto, hay un beneficio económico, ya que al ser elaborado a mano mediante moldes no se realiza ningún consumo de energía, por no utilizarse ningún tipo de maquinaria, elemento químico aditivo, sino más bien, materiales naturales.

Por último, cabe destacar que es un producto reciclable, ya que tanto en el proceso de fabricación, utilización en la construcción y demolición, los materiales son todos reutilizables y biodegradables.

Así luce desde afuera la casa de la entrevistada / Web

Como desventajas más importantes de este material podemos citar su fragilidad frente a desastres naturales como sismos e inundaciones y la lentitud en su proceso de fabricación, ya que se requieren cuatro semanas para poder utilizar en caso de que la producción se haga en obra.

ANTES DE ARRANCAR

Arquitectos y bioconstructores coinciden en que que el proceso de autoconstrucción es válido, pero la mirada profesional o de los constructores, siempre es necesaria para, al menos, guiar la obra, compartir saberes, alertar acerca de posibles cuestiones que, tal vez, luego sean incorregibles, y por sobre todo resguardar a las personas que van habitar esa construcción.

Un flamante propietario que prefiere resguardar su identidad lo corrobora: “Quise hacer mi casa rápido, me embalé y si bien consulté con profesionales, la mayoría de las cosas las hice yo mismo, queriendo ahorrar dinero, sabiendo que sería mejor de otro modo y con otros materiales, pero finalmente fui emparchando, enmendando, hasta que decidí levantar, por ejemplo, todo el piso y volverlo a hacer. Por ahorrar unos pesos, terminé gastando muchísimo más, además de generar trastornos, ya que estábamos viviendo acá”.

El bioconstructor amateur agrega: “De todos modos, todo lo tomo como un aprendizaje; intente hacerlo de una manera que terminó no resultando y lo tuve que volver a hacer bien. La casa quedó hermosa, está hecha de barro, por lo que tiene una calidez muy linda. Nos gusta habitarla tanto a mí como a mi familia”.

Vincularse con personas que estén en el mismo proceso, para aprender e intercambiar saberes, acercarse a talleres o mingas (encuentros colectivos donde se reúnen varias personas con la intención de ayudar a un tercero en la construcción de una vivienda) es una de las claves para poder avanzar a paso firme.

 

Hacer desde cero una casa con adobe es sostenible, sano y económico, sin impacto ambiental

 

Entre los principales tips que brindan los expertos están los de “prestar atención a la ubicación del espacio o porción de terreno en cuanto a la orientación y las particularidades como árboles, construcciones cercanas, proximidad a la línea municipal, etc., datos que van a determinar en qué lugar se va a construir la vivienda para que sea lo más eficiente posible” e “intentar conseguir los materiales y recursos lo más cerca posible del emplazamiento de la construcción”.

En este tipo de obras, salir en busca de precios y darles segundas oportunidades a las cosas (reciclado) ayuda mucho a la economía del proyecto.

LAS MANOS EN LA MASA... DE BARRO

Buscar un mundo más sustentable, muchas veces empieza por casa. Y son muchos los que hoy muestran sus cartas desde la construcción de su propio hogar. La ceramista Natalia Marín levantó su casa con sus propias manos, hecha de adobe, allá por el año 2012, cuando casi nadie hablaba de “bioconstrucción”.

“Trabajaba antiguamente con cerámica precolombina y para eso, preparaba el barro, que era tipo adobe. Lo hacía para hacer esculturas. Ya de por sí, estaba trabajando con adobe en esculturas. Cuando fui al NOA, conocí Humahuaca y me enamoré del pueblo, de la arquitectura, de las casas de adobe, de las redondeces... Ya estaba influenciada por lo precolombino, pero tal vez por ser ceramista de pura cepa, me atrapó un montón y nacieron mis ganas de hacer mi casa, o al menos una parte de mi casa, de adobe”, recuerda.

“Un compañero de trabajo me comentó acerca de una técnica y la empecé a hacer. La técnica se llama ‘superadobe’. No tenía ni idea de técnicas de barro y empecé a investigar en Internet. Mi casa fue construida en el año 2012. La construí yo. En esa época no había nada de bioconstrucción ni casas ecológicas. No se encontraba mucho, y menos en la ciudad de La Plata, así que busqué todo en Youtube. Ya hace once años. Vi muchos videos, empecé a leer acerca de quien creó el sistema, que era un iraní que se llamaba Nader Kalilli y vivía en California. Entonces me puse a investigar acerca del clima, porque estamos en una ciudad muy húmeda y tenía que saber cómo reaccionaba el barro. Ahí me puse en contacto con un chico que se construyó su casa de ‘superadobe’ en California, que me asesoró. Y leí muchísimo también”, detalla la artista.

El momento de levantar las paredes a través del método de la bioconstrucción / Web

Marín cuenta que “mi casa es un híbrido. La casa original es una prefabricada, que luego se amplió con materiales tradicionales. Hoy en día es mucho más grande la parte de barro que el resto de la casa. Digamos que en construcción tradicional quedó solo la cocina y la entrada y el resto -living y dormitorios- es de adobe”.

“Para la construcción de la casa colaboraron dos albañiles. Trabajamos los tres a la par. Me puse el overol y cumplí el horario con ellos. Pero no trabajaron otros profesionales. Los arquitectos no tenían conocimientos sobre este sistema, al menos a los que consulté. Nadie conocía el ‘superadobe’. Yo dibujé la casa, dirigí la obra. La pensé, la analicé. Pensé cómo reforzar cada pared; donde hacer las curvas para que la pared se sostuviera y no se cayera, porque es una construcción monolítica. Y todo eso lo iba llevando a cabo y se lo iba transmitiendo a los albañiles. Yo oficié de arquitecta, dirigí la obra y además también fui albañil junto con ellos”, detalla.

 

Las razones son sus beneficios para la salud, el mejor aislamiento y el contacto natural

 

¿Qué se siente cuando uno habita una casa hecha por sus propias manos? Ella afirma que “es una satisfacción enorme. Ya pasaron once años; una ya está acostumbrada a habitarla, pero es un gran orgullo haber podido construir mi casa siendo mujer, en una época donde todavía no se hablaba tanto de la igualdad. Fue para mí una época muy difícil, porque yo tenía mi hija que era muy chiquita, de dos años, y había perdido un embarazo. Y bueno, el rubro de la construcción es muy machista. Me costó mucho poder dirigir mi obra, y tenía que demostrar más fuerza de la que tenía y una resistencia que la sacaba no sé de dónde, para que los albañiles me vieran como ejemplo. Porque cada vez que yo paraba a descansar, ellos paraban. O si yo me iba una hora antes, ellos no avanzaban en la obra. Fue un sobreesfuerzo muy grande y por todo eso siento un orgullo inmenso por haberlo podido hacer y de que mis hijos hayan sido testigos de una experiencia que fue quijotesca y feliz de que puedan habitar la casa que construyó su mamá”.

Natalia explica que “el ‘superadobe’ es un sistema de bolsas de polipropileno, que vienen en grandes rollos. Es un material biodegradable, que se va degradando con el sol, por ejemplo. No lleva pilotines y hay muchas formas de hacer los cimientos. Yo elegí una técnica mixta: cavar en profundidad hasta encontrar tierra firme, todo el ancho donde va ir la pared. Ese espacio lo rellené con tosca y después los últimos 20 centímetros, con concreto. A partir de ahí, se subieron las bolsas. Son hileras, que entre bolsa y bolsa va alambre de púa, para que la bolsa no haga movimiento ni se corra de la de abajo. Cada bolsa es rellenada con tierra y en este caso, yo hice un análisis del suelo, de distintos preparados, para estabilizar mejor la tierra. Pero el 60% es tierra. No lleva fierros en ningún lado. Por último, el revoque lo terminé haciendo sola: tanto el grueso como el fino, por dentro y por fuera. Es con el mismo material, más paja. Y el fino, lo hice común. Esa etapa la hice sola y me llevó el mismo tiempo que levantar los muros”.

Martín, por su parte, ya va por su segunda casa hecha del mismo modo. En este caso, es una propiedad en Villa Garibaldi, pero, aclara, “se contrató a una empresa que hace quinchos, y ellos hicieron el techo. Después, con el equipo se armó el piso de madera. Un carpintero no pone barro, pero de todos modos es bioconstructor”.

Una de las protagonistas junto a los trabajadores, con quienes edificó la casa sustentable / Web

“Mientras ponían el piso yo me puse a hacer la aplicación del primer módulo. Es un lugar de 6x7 metros, el primero módulo y después tiene una ampliación de 4x3 metros, que es el cuarto. Y, otro espacio de 3x2 metros, que es para el baño. Nos queda separado el baño, también el cuarto y nos queda todo un salón grande con piso de madera”, se explaya.

“La técnica que usé fue la famosa quincha, en algunos lados; en otros, el famoso encofrado y en otros, la herradura, la que es el barro en crudo, quince centímetros por día de alto. Es bastante contundente esa mezcla. El piso del cuarto se armó con tirantillos y placas de eucaliptus y el flotante del salón se hizo con postes cruzados, tirantes y tablas”, explica minuciosamente los procesos que lo harán, en poco tiempo, poder culminar su propia casa, hecha por sus propias manos.

Martín ya va por su segunda casa / Web

 

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