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Revista Domingo |TENDENCIAS

Nutrición y pandemia, los hábitos que se fueron modificando

Distintas encuestas muestran cómo gran parte de la población fue alterando el consumo de alimentos. Más pastas, menos carne, y las amenazas de sobrepeso y obesidad

Nutrición y pandemia, los hábitos que se fueron modificando
6 de Septiembre de 2020 | 06:29
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Además de sus secuelas sanitarias, el coronavirus vino a modificar todos los hábitos de la sociedad. Y entre ellos, el de la alimentación. Un estudio realizado por Fleni para detectar cómo se están viendo afectados los hábitos alimentarios y estilo de vida durante la pandemia, demuestra que el 52 por ciento de los encuestados modificó su alimentación y, lo más alarmante, es que el grupo que principalmente lo hizo, es el que presenta uno de los principales factores de riesgo: el sobrepeso y la obesidad.

Estos datos se acompañan de una reducción en la realización de actividad física durante este período, principalmente en el grupo que cambió sus hábitos alimenticios.

“El objetivo fue analizar su impacto sobre la salud para desarrollar herramientas útiles para este periodo tan particular. La encuesta proporcionó información válida sobre aspectos relacionados con la nutrición a través de la evaluación de hábitos de alimentación, consumo de ciertos grupos de alimentos, realización de actividad física, como de datos antropoméoricos de peso y talla. Además, se evaluaron los factores de riesgo más importantes, y si los participantes tenían indicados planes de alimentación por profesionales”, enfatizó Diego Querze, responsable de la sección de Nutrición en Enfermedades Neurológicas de Fleni.

Del total de los encuestados, surgió que el 52 por ciento de la población modificó su alimentación durante el período de cuarentena, y el grupo etario que mayormente la modificó se encuentra entre los 30 y 45 años. A su vez, no hubo diferencias considerables entre géneros, mientras que el 83 por ciento de los participantes que modificaron su alimentación viven acompañados.

No se observaron diferencias, en cambio, en el grado de modificación de su alimentación entre el grupo que tiene indicado un plan de alimentación, y aquellos que no. De los participantes que presentan factores de riesgo, los que modificaron su alimentación en mayor medida son aquellos con sobrepeso (62.9 por ciento) y obesidad (72.7 por ciento) empeorando aún más sus patologías.

El “efecto cuarentena” en la dieta se tradujo en un mayor consumo de pan y pastas

 

En cuanto a los grupos de alimentos, en el 49 por ciento de los participantes que modificaron su alimentación, el consumo de cereales fue el que más se incrementó, mientras respecto a las frutas y verduras, el 57 por ciento de las personas no modificó su consumo. En lácteos tampoco se observaron modificaciones en el 70 por ciento de los casos, y en pastelería se observó un aumento del consumo en el 34.8 por ciento de los encuestados, principalmente en el de participantes que modificaron su alimentación durante la cuarentena (49 por ciento). Respecto del ejercicio físico, se observó una reducción del 53.1 por ciento, principalmente en el grupo que modificó su alimentación.

Estos datos concuerdan con la epidemia de sobrepeso y obesidad que es la forma más prevalente de malnutrición y continúa aumentando sostenidamente en Argentina, en concordancia con lo que se observa en otras encuestas como la ENFR y con lo que ocurre a nivel mundial.

Esta encuesta sobre hábitos alimentarios y estilo de vida durante la cuarentena por coronavirus fue realizada por medio de un cuestionario realizado en Google forms, representada por mujeres (78.3 por ciento) y varones (21.6 por ciento). El grupo de edad se clasificó en 18 a 30 años (7.9 por ciento), 31 a 45 años (22 por ciento), 46 a 60 años (31.1 por ciento), 61 a 75 años (30.2 por ciento) y más de 75 años (8.9 por ciento), siendo que el 80,2 por ciento vive acompañado y el 19,8 por ciento, sólo.

MAS PAN Y PASTAS, MENOS CARNES Y FRUTAS

Otra encuesta realizada on line, mostró que el “efecto cuarentena” en la dieta se tradujo en la mayoría de los casos en el consumo de más pan y pastas, menos carnes, huevos y frutas, y que en el 68 por ciento de los hogares se cocinó más que lo habitual, y el 76,8 por ciento se animó a recetas nuevas. Sin embargo, a pesar del aumento de los panificados y pastas, los encuestados consideran que mantienen “una dieta saludable”.

“La mayoría de los encuestados (80,5 por ciento) considera que la alimentación en su hogar es bastante saludable o muy saludable, y dentro del tipo de hogar, la categoría muy saludable fue dos veces más frecuente en hogares unipersonales (21 por ciento) que en aquellos en los que habitan niños, niñas y adolescentes (10,4 por ciento)”, explicó el informe.

En el 68 por ciento de los hogares la práctica de cocinar se incrementó, en el 26,4 por ciento se mantuvo igual que antes, y en el 5,6 por ciento se redujo, mientras que el 76,8 por ciento realizó al menos una receta nueva durante este período.

“El tipo de hogar que más aumentó la práctica de cocina fue el de adultos con niños, niñas y adolescentes (73,9 por ciento), mientras que un 65,4 por ciento afirmó consumir menos que antes comidas elaboradas fuera del hogar”, precisó el informe.

De acuerdo a esos datos, sólo en alrededor de la mitad de los hogares se mantuvo el consumo de leche, yogur y queso (52 por ciento); carnes y huevo (50,3 por ciento); verduras (47,9 por ciento); frutas (46 por ciento) y cereales y pastas (49,3 por ciento).

En paralelo, el grupo de panificados, pastelería y galletas es el que mayor incremento presentó (37,1 por ciento de los hogares); verduras (28,1 por ciento) y por último, cereales y pastas (25, 6 por ciento). Por otro lado, carnes y huevo (29,3 por ciento) y frutas (27,1 por ciento), fueron los grupos de alimentos que más se redujeron.

El formulario de la encuesta fue enviado por mail a vecinos, respondido por 3.726 personas de entre 18 y 90 años, con un promedio de edad de 51 años, donde el 74 por ciento fueron mujeres y el 26 por ciento, hombres.

En cuanto al tipo de comercio, surgió que la compra de alimentos se realiza principalmente en comercios barriales (73,2 por ciento) y en supermercados (62,5 por ciento), seguidos por hipermercados (10,3 por ciento) y mayoristas (5,6 por ciento).

A su vez, la encuesta reveló que el 86 por ciento compra los alimentos de manera presencial, el 21,7 por ciento lo hace online y el 8,7 por ciento por vía telefónica.

En relación a la frecuencia de compra de alimentos, el 57,7 por ciento la realiza una vez por semana o menos, el 38,6 por ciento compra entre 3 y 6 veces por semana y el 3,8 por ciento compra todos los días. Y ante la consulta sobre las prioridades a la hora de elegir alimentos, el 72,4 por ciento priorizó el precio, el 51,4 por ciento la calidad, el 35,2 por ciento los gustos familiares y el 31,1 por ciento “que sean saludables”.

OBESIDAD Y SOBREPESO

Mientras esto pareciera ocurrir en los hábitos de consumo alimenticio en nuestra sociedad, de manera paralela a la pandemia por el coronavirus se visualiza otra pandemia, la de la obesidad y el sobrepeso, especialmente el infantil, que crece a nivel mundial, y en nuestro país afecta a un 37 por ciento de jóvenes de entre 10 y 19 años, y de manera más significativa, a los que ya se encuentran en situación de vulnerabilidad socioeconómica.

“El sobrepeso y la obesidad -sostiene la doctora Virginia Busnelli, médica especialista en nutrición- afectan su salud psico-física, los predispone a un mayor riesgo de sufrir enfermedades no transmisibles, disminuye el rendimiento escolar y aumenta las probabilidades de sufrir intimidación o bullying. Todos deberíamos tener la oportunidad de tener acceso físico y económico a una alimentación suficiente, segura y saludable, a satisfacer las necesidades nutricionales, a practicar actividad física, gozar de un descanso de calidad, como así también del bienestar emocional; componentes que contribuyen a prevenir la obesidad infantil. Pero actualmente, con el confinamiento, se nos plantean nuevos desafíos para alcanzar la seguridad alimentaria nutricional”.

“El coronavirus ocasionó interrupciones en la vida cotidiana -añadió la especialista en nutrición- y los niños se están viendo profundamente afectados por esos cambios. La paradoja es que el confinamiento ayuda a controlar la transmisión de la enfermedad, pero se espera que deteriore los hábitos de salud y el bienestar de los niños y niñas, con incrementos del sedentarismo y tiempo de pantalla, dificultad para dormir las horas de sueño recomendadas, la presencia de un mayor nivel de estrés en los adultos, que habitualmente se transmite a los niños, el aburrimiento que se asocia a la mayor ingesta de alimentos, la dificultad para acceder a alimentos saludables y la fácil accesibilidad de los niños a alimentos ultraprocesados”.

EL MERCADO ALIMENTARIO

En este marco, un informe presentado por la ONU advierte que “la pandemia de coronavirus puede provocar una “conmoción histórica” en el mercado alimentario global, y un deterioro de la calidad de la alimentación en la población más pobre”.

El documento, que contiene previsiones hechas para entre 2020 y 2029, alerta de un “escenario inicial” sobre los efectos a corto plazo de la pandemia, en el que el mercado de la comida vivirá un “shock significativo”.

“El mundo -subraya el documento- se encamina en los próximos diez años hacia un mayor consumo de carne y un aumento de las calorías en la dieta.

Los latinoamericanos consumirán más calorías al final de la década, llegando a las 3.100 kilocalorías por día de media, la mayor parte de ellas de origen vegetal, aunque con un predominio importante de los azúcares en la dieta”.

“De hecho -concluye el informe de la ONU- los habitantes de América Latina son los mayores consumidores de azúcar del mundo: comen 39 kilos por persona al año, muy por encima de los 24 kilos de media mundial, lo que ha llevado a distintos gobiernos a tomar medidas contra el aumento de la obesidad provocada por este consumo”.

 

68%
DE LOS HOGARES  incrementó la práctica de cocinar, en el 26,4% se mantuvo igual que antes de la pandemia, y en el 5,6% se redujo, mientras que el 76,8% realizó al menos una receta nueva durante este período inédito.

 

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