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La Ciudad |Más platenses disfrutan de una actividad que creció en las familias y se comparte en las redes

Gastronomía casera, el arte que con la cuarentena vive un boom

Con tiempo libre, la gente aprovecha para desempolvar viejas recetas en la cocina. Un relevamiento mostró que el 35% dedica horas disponibles a la preparación de platos

Gastronomía casera, el arte que con la cuarentena vive un boom
7 de Junio de 2020 | 02:22
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La cuarentena activó ocupaciones hogareñas inusuales o de escasa práctica, como reparaciones de la casa postergadas por el trajín de la rutina o limpiezas profundas en espacios poco habitados. Pero con tanto tiempo ocioso más del habitual la actividad que marcadamente creció en el seno de las familias es la del arte de la cocina. Ese cambio de hábitos en la gastronomía doméstica se refleja en las redes sociales y lo confirman algunos sondeos de consultoras que buscaron averiguar con qué se entretienen los platenses durante el aislamiento social: según uno de los relevamientos locales, un 35 por ciento de los vecinos se dedica a la preparación de platos.

En la pequeña cocina de un departamento o la sofisticada isla junto a un horno industrial se desempolvan antiguas recetas de la abuela y se despliegan elaboraciones culinarias inéditas hasta ahora en esos hogares. Y así, Instagram y Facebook se llenan de muestras de nuestros contactos que en esta cuarentena se volcaron a la cocina.

Arquitecto de la gastronomía

Sebastián Comai, arquitecto y vecino de Tolosa, pertenece al primer grupo, el del espacio físico reducido superado por las intensas ganas de prepararle buena comida a los suyos. En su caso, siempre se dio maña para la cocina y ahora, con más horas de encierro, se perfecciona en aquellos menús que, por lo general, en su casa, se compraban hechos, como las pastas.

“Siempre me gustó cocinar, pero ahora, con más tiempo, empecé a buscar algo creativo. Y la cocina me parece, en ese sentido, que es como la arquitectura: hay que proyectar, inventar y mezclar materiales”, compara.

Uno de los primeros días de decretado el confinamiento, se le encendió la memoria a Comai y recordó que en algún lugar de su casa guardaba la “pastalinda” y el palo de amasar con el molde para ravioles que heredó de su abuela. “En mi infancia, ella hacía la masa y mi abuelo el relleno. Traté de memorizar cómo los hacían y recurrí a internet para no equivocarme. Los amasé, y la verdad que les gustaron mucho a mi familia”, cuenta el arquitecto, quien combinó, en esa oportunidad, espinaca, picadillo de carne y cebolla para el relleno.

De habitué de restaurantes a hacerlo todo en casa

Integrante del Coro Estable del Teatro Argentino él y médica su mujer, en la casa del matrimonio de Ricardo Franco y Rosana Giraldes, dos personas con trabajos que los mantienen largas horas fuera del hogar, hasta que irrumpió el coronavirus se compraba la comida hecha. En estos días y noches, el comedor de la pareja, en City Bell, es un desfile incesante de delicias que salen del horno de barro instalado en el parque.

Franco siempre fue un verdadero gourmet, de esos que aprecian el valor de los buenos platos. Los gustos que se daba en los distintos restaurantes los disfruta ahora, en su casa, donde, además, pasa la cuarentena junto a su mujer y su cuñado, un reconocido chef que aporta sugerencias.

“Casi todo lo cocinamos en el horno de barro, donde una pizza está hecha en 3 ò 4 minutos”, destaca entusiasmado y detalla a la vez las exquisiteces que elabora con esa vieja forma de cocción ahora tan de moda: “sale de todo y espectacular: pollo, asado, cerdo, empanadas, cremonas, escones”.

El también apela a las recetas de sus mayores, de origen salteño por parte de su papá. De ahí su inclinación a preparar empanadas, locro y un guiso de frangollo, muy de aquella zona del norte argentino, que su abuelo llamaba “cuchara parada” porque se sabía que estaba a punto cuando se hacía esa prueba en la olla.

¿Qué aprendió a preparar en este gran despliegue de sus habilidades culinarias? Franco menciona, por caso, una manera diferente de hacer la pizza napolitana. “Es un proceso muy distinto al habitual; el relleno se coloca sobre la masa cruda y así todo va al horno”, aclara.

A los 16 cocina para toda la familia

Se llama Donatella Lilli, tiene 16 años, y cursa un 5º año del secundario muy particular, desde su casa, con clases virtuales a través de video llamadas y entregas de trabajos prácticos por internet. Cuando no estudia, cocina. Y tal es la dedicación que le imprimió a la tarea doméstica que se convirtió, casi, en la encargada de llevar los platos a la mesa familiar.

Era chica todavía, cinco años atrás, cuando comenzó a interesarse por la pastelería. “Empecé a hacer postres y después algunas comidas saladas, pero no muchas. Hace dos años busqué hacer una cocina más saludables, con menos azúcar e incorporando más verduras. Y ahora, con la cuarentena empecé a probar de hacer platos más elaborados, que llevan más tiempo, como panes, pizzas y también algunos postres”, dice la joven.

Digna representante de su tiempo, todos los días Donatella sube a su cuenta de Instagram (@donatellalacocinera) cada una de sus preparaciones. “Quiero que la gente vea que se puede hacer comida casera, tan rica como saludable”, remarca.

 

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Ricardo Franco, integrante del Coro Estable del Teatro Argentino “Casi todo lo cocinamos en el horno de barro, donde una pizza está hecha en 3 ò 4 minutos”, destaca entusiasmado y detalla a la vez las exquisiteces que elabora con esa vieja forma de cocción ahora tan de moda: “Sale de todo y espectacular: pollo, asado, cerdo, empanadas, cremonas, escones”.

Sebastián Comai, Arquitecto “Siempre me gustó cocinar, pero ahora, con más tiempo, empecé a buscar algo creativo. Y la cocina me parece, en ese sentido, que es como la arquitectura: hay que proyectar, inventar y mezclar materiales”.

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