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Revista Domingo |INSOMNIOS Y REPOSOS LIVIANOS

Tendencia: la cuarentena nos quita el sueño, o lo interrumpe bastante

Despertarse sobresaltado de madrugada es un hecho que muchos experimentan por estos días. La falta de contacto social como una de las razones de un descanso irregular

Tendencia: la cuarentena nos quita el sueño, o lo interrumpe bastante
31 de Mayo de 2020 | 05:27
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La cuarentena sobrepasa los dos meses largos y entre los múltiples contratiempos que ocasiona, hay uno que es comentario obligado entre gran cantidad de personas: el dormir mal.

En grupos de chats y comentarios familiares abundan los que refieren al mal dormir. Aquellos que describen despertarse a cualquier hora de la madrugada, sentirse ahogados y tener que levantarse, y desde allí luchar a contramano frente a las horas durante el resto del día. También, los que registran sueños “distintos” a los de antes.

Especialistas en la materia refieren que la acumulación de estímulos de la mente, la falta de contacto social, de descarga motriz o actividades de la “vida normal”, afectan el descanso y el hecho “traumático de estar aislado” por el coronavirus se canaliza por el insomnio y un reposo muy liviano, donde estamos “muy cerca de la vida consciente y los sueños son más vívidos”.

“Todo el exceso de estímulos que absorbe nuestra mente, a causa del hecho traumático que se genera al estar aislados, se canaliza por el insomnio y el sueño muy liviano, donde estamos muy cerca de la vida consciente”, explica la médica psicoanalista Claudia Borensztein, presidenta de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

Borensztein puntualiza que, a causa del aislamiento social, “son muchas las personas que tienen sueños muy vívidos o cercanos a la pesadilla”.

Según la psicoanalista, quien confirmó que desde APA recibieron más de 500 consultas de personas de todo el país a través de su línea de atención gratuita por el Covid-19, “el sueño es muy potente y vívido porque no tenemos nuestra descarga motriz, las relaciones sociales y la vida normal, las cuales funcionan como otro tipo de descarga”.

“Nuestro sueño es muy liviano ahora, porque nuestra mente está trabajando excesivamente para digerir los estímulos permanentes de pantallas e información constante y está muy cerca de la conciencia”, señala la profesional, quien lo define como “un sueño de alerta”.

Con respecto a las maneras de sobrellevar el aislamiento, la psicoanalista sostiene que las videollamadas, por ejemplo, son solo un paliativo. “Es lo que podemos hacer para hablar con amigos y familiares, pero no se sostiene mucho porque se torna muy caótico y no satisface la necesidad de contacto”, apunta.

En este marco, realizar ejercicio físico diariamente, según la titular de APA, ayuda mucho porque se logra descansar mejor, aunque también enfatizó en la necesidad de “no exigirse demasiado. Hay que hacer lo que se pueda en esta cuarentena, y hay que perdonarse por no hacer todo”.

COMO SE SUEÑA

La escritora y psicoanalista Gloria Gitaroff manifiesta otra mirada sobre los sueños. “No es que se esté soñando más durante el aislamiento, sino que lo que sucede es que se recuerdan más los sueños. El sueño es un guardián del dormir, si las cosas de nuestra cabeza se enlazan con los sueños, seguimos durmiendo, pero si nos despertamos de repente, es porque vuelve la angustia o el miedo”.

Gitaroff, también miembro de APA y autora de los libros “Los sueños” y “Claves para escribir en psicoanálisis”, destaca que “nos altera mucho el cambio radical, intempestivo del aislamiento, y nos falta la parte importante del abrazo, el mimo y el contacto, que los echamos mucho de menos”.

Por su parte, el psicoanalista Harry Campos Cervera, magíster en Neuroinmunoendocrinología de la Fundación Favaloro, describe al contenido de los sueños durante el aislamiento como “más lineales”.

“Los sueños suelen tener un alto contenido simbólico, sobre todo en los adultos, pero como estamos inhibidos de tantas funciones, la función del sueño de satisfacer nuestros deseos sucede de manera muy lineal, permiten sentir que uno escapa del encierro”, indicó.

Cervera, quien también es psiquiatra, describe que la intensidad de los sueños se debe a que “ahora tenemos más tiempo para pensar lo que soñamos y no tantas actividades que den lugar a que la represión opere sobre el recuerdo del sueño”.

Mientras tanto, desde un plano más neurológico o de la fisiología del sueño, Cervera señala que el sueño “es una forma de mantener activos los aprendizajes motores cuando los músculos están paralizados en la etapa REM. En este momento, que nos movemos menos, el sueño mantiene activo elementos motores de nuestro cuerpo”.

En ese mismo sentido, el médico homeópata Esteban Liberczuk coincide en que “lo más importante es salir de la sensación de parálisis, de shock y de todo lo que está generando externamente esta situación de la pandemia. El sueño es nuestro refugio, porque nuestro sistema inmune y energético necesita poner algo de lo propio en esa situación, es una forma de inventar una realidad y darle un sentido a esta situación”.

“De lo contrario -remarca Liberczuk- aparecen el pánico y la parálisis. Nuestro sistema inmune está relacionado con esto, porque la parálisis disminuye los linfocitos”.

LAS CONSECUENCIAS

Queda claro que en esta prolongada cuarentena una de las consecuencias es la alteración del ciclo de sueño, que afecta al sistema inmunológico y por lo tanto hace que aumenten las posibilidades, también, de enfermarse.

El biólogo e investigador del Conicet Diego Golombek afirma que “si no dormimos bien, o dormimos poco o a deshoras, las consecuencias son múltiples”.

“La gente comenta anecdóticamente que duerme mal, que duerme a cualquier hora o que sueña raro” -sostiene el científico- pero un adecuado ciclo de sueño-vigilia es fundamental para la salud y la calidad de vida”.

“Un aspecto importante -grafica Golombek- es que al no tener rutinas establecidas o tan fuertes como lo normal, la gente se está yendo a dormir más tarde, acompañada de pantallas (televisión o celulares) y se despierta más tarde; por lo tanto se deja de exponer a las horas de luz de la mañana que son las más importantes para poner en hora el reloj biológico”.

Golombek, quien está al frente de un equipo que desarrolla la investigación “Desafíos cronobiológicos asociados al aislamiento”, que fue seleccionada en el concurso organizado por la Agencia de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación del ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, describe que en ese proyecto “vamos a investigar este fenómeno, sobre todo orientado a aquellas personas que tengan que someterse a una cuarentena más extendida”.

Especialista en Cronobiología, una disciplina que estudia los ritmos biológicos de los seres vivos, Golombek señala que la primera etapa del proyecto buscará recabar datos objetivos “a través de encuestas, por vías digitales o telefónicas o llegado el caso más adelante en forma presencial”, e inclusive “crear una aplicación para celulares, para consignar los datos en los ciclos circadianos”.

“El ritmo circadiano es el ciclo natural de cambios físicos, mentales y de comportamiento que experimenta el cuerpo en un ciclo de 24 horas. Se ven afectados principalmente por la luz y la oscuridad, pueden afectar el sueño, la temperatura del cuerpo, las hormonas, el apetito y otras funciones del cuerpo. Cuando este ciclo se rompe, y especialmente cuando esta alteración es crónica, sabemos que tiene consecuencias en el metabolismo y en el sistema inmune del organismo”, explicó.

“El sueño es muy potente y vívido porque no tenemos nuestra descarga motriz”

 

“Sobre los datos recabados -agregó- podremos elaborar una serie de recomendaciones para la higiene del sueño, para la población en general y especialmente para la población sometida a este tiempo de cuarentena prolongada”.

“En definitiva -concluye por su parte Pablo López, Director Académico de la Fundación INECO- el ciclo de sueño-vigilia involucra tanto nuestras rutinas del día como las de la noche, razón por la cual los cambios en cualquiera de ellas afectan al sueño. Este ciclo es regulado por la presencia de luz, así como también por la alimentación y el ejercicio físico. Pero el contexto de pandemia se asocia con un aumento de la ansiedad y cambios del estado de ánimo, que también impactan en el sueño, que cumple un rol central en la regulación emocional, por lo que las dificultades para dormir afectan el funcionamiento emocional del día siguiente”.

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